martes, 10 de abril de 2012

HASTA ALCANZAR LA META

Durante la vida cotidiana se pueden presentar malas situaciones (enfermedades, accidentes, pérdida de algún ser querido, pérdida de trabajo, etc.) circunstancias que pueden provocar la baja autoestima, frustración y/o fracaso que evitan el luchar por los objetivos que se habían planteado en algún momento.
Esto mismo puede suceder dentro del ámbito Empresarial! Incendios, derrumbe de edificio, pérdidas materiales, robos, en fin, un sin número de escenarios que pudieran generar el cierre de la empresa o en el menor de los casos el despido de empleados a fin de nivelar la situación financiera.

En la vida cotidiana como en los negocios, es mejor no actuar de manera precipitada, lo mejor es pensar en respuestas efectivas y en positivo, es decir cambiar la situación, aprovechar esto para convertirlo en oportunidades, que al utilizarlas pueden propiciar la obtención de resultados exitosos.

-Plantearse nuevos objetivos
-Integrar un Consejo Consultivo a la Empresa
-Un cambio de imagen corporativa
-Ajustes a los Seguros de la Empresa

En cualquier panorama siempre habrá reveses, y el resultado final será: “La forma en que reacciones ante ellos”.

Quiero compartir una reflexión real.

Los dramáticos 400 metros de Derek y Jim Redmond

Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992, corría por el carril número 5 Derek Redmond, considerado el carril de honor, destinado para el favorito.
En las primeras filas se encontraba un hombre moreno, con ropa deportiva: Jim Redmond, quién en un momento se puso de pie y pidiendo apoyo al público exclamando:
¡Es mi hijo, el del número 749 y va por el carril número 5!
Terminando de presentar a los competidores, el juez apuntó con su pistola hacia el cielo, se escucho la detonación y los 8 atletas salieron.
Jim comentaba desde su lugar: “Tuvo una buena salida, va bien, seguro”. Pasaron los primeros 100 metros, llevaron a la marca de los 200 metros y Jim seguía comentando: “Va a acabar en primer lugar… está empezando a acelerar otra vez, ese es mi muchacho”.

Llegando a la curva lejana, sucedió algo inesperado: Derek se detuvo intempestivamente tocándose la parte posterior de la pierna derecha; alcanzó a dar dos pasos, pero se detuvo agachándose en cuclillas.

¡No puede ser, otra vez esa lesión! Repetía su padre, desesperado.
La carrera termino unos segundos después, la mayoría de los asistentes centraron su atención al número 745 que estaba en medio de la pista por la marca de los 250 metros. El estadio quedo en silencio y de pronto, Redmond se levanto y continuo la carrera, su propia carrera en un solo pie.
Un juez se le acerco pidiéndole que abandonara la prueba, haciendo caso omiso, lo aparto con el brazo y continuó. El estadio se puso de pie y aplaudió el gesto de valentía.
Derek terminaba de recorrer el arco de la última curva, cuando su padre salto del asiento, bajo y corrió a la pista; al llegar a la última recta, Jim alcanzo a Derek, continuaron caminando, padre e hijo, compartiendo el dolor del momento.
¡Es mi hijo!, grito Jim. Faltaban solo 50 metros para la meta, mismos que recorrieron juntos, uno con el dolor en la pierna, y ambos con dolor en el corazón.

Así acabó la última competencia olímpica para Derek Redmond. Sin una medalla, sin subir al podio, pero con algo más grande: Saber que cuenta con su padre en todo momento, en las buenas y en las malas, como debe ser. Incondicionalmente.

Sra. y Sr. Empresario, cada quien tiene una carrera que terminar.

¿Cómo va tu carrera?

¡Siempre habrá alguien que te ayude, recuerda que el dolor es pasajero!

Luis Gerardo Inman Peraldi
10/04/2012

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