Todo parecía
que el cierre de año, cumpliría con las expectativas en el tema de ventas, pero
los efectos colaterales del temblor del pasado 19 de septiembre se reflejan en
una relativa desaceleración en las ventas.
Me refiero principalmente
a las Pymes, puedo mencionar algunos casos que por su giro y ubicación se vieron
afectados inmediatamente; es el caso de servicios turísticos, hoteles y
restaurantes.
Al paso de
pocos días el sector inmobiliario también ha sufrido las consecuencias del
miedo que invadió a sus clientes en
departamentos, siendo este un factor que los ha orillado a tomar decisiones.
Simultáneamente,
al pasar los días después del temblor disminuyeron las ventas en tintorerías y
específicamente donde se llevan a planchar las camisas. Un amigo empresario me
comenta que antes del temblor el carrusel donde se cuelgan las camisas se
mantenía lleno y desde hace algunos días sólo logro llenarse a la mitad.
Las florerías
no se escaparon, ni tampoco los doctores en sus consultas.
En general se
resintió la economía regional; así como en unos días o semanas sin duda otros
sectores empresariales se verán beneficiados, debido a la demanda de materiales
para las construcciones y servicios periféricos para la construcción de
vivienda.
Señor y Señora
empresario, seguramente nos hacemos la misma pregunta, ¿hasta cuándo pasara
esta “mala racha”?
Con un grado
de paciencia y ajustes en cada negociación, en gastos, costos y reducción
de inventarios, tengan por seguro que esta situación será temporal. En resumen
debemos entender que las ventas se retrasaron y se acumulan para fin de año.
Pensemos en
positivo; estamos vivos.
Compártenos
¿Cuál es tu estrategia para salir avante de esta situación y aminorar los
efectos que trajeron consigo el sismo del pasado 19 de septiembre?
Actuemos con
actitud; estamos sanos para trabajar.
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