Sin duda la pandemia ha cambiado la manera de vivir, ha modificado costumbres y hábitos, lamentablemente el daño más severo es en la salud.
Todos tenemos amigos, familiares y compañeros de trabajo que han pasado circunstancias adversas al estar con el padecimiento de esta enfermedad denominada COVID.
Platicando con quien ha pasado por COVID, el día a día durante y después de la enfermedad, me han compartido algunos comentarios que desde el punto de vista empresarial y un tanto personal, en reflexiones que den aliento a quien hoy están incapacitados por esta extraña enfermedad
La primera etapa es identificar los síntomas que ya conocemos, aunque hay que mencionar que algunas personas son asintomáticas; Otros presentan síntomas leves como la gripa severa y otros síntomas que los dejan fuera de la operación por momentos, por horas o por días.
En esta etapa lo recomendable es pedir asistencia médica, atender todas las indicaciones que por lo general, son reposo, medicamentos, buena alimentación y aislamiento.
No auto medicarse y leer tanto en redes, muchas veces causa confusión ¡Cada quien con su COVID!
En la mayoría de las personas contagiadas existe la pregunta: ¿En dónde me contagie? Si me he cuidado y tengo mis protocolos siempre presentes.
No te culpes, ni repartas culpas, si la mente está pensando en el ayer, puedes caer en la depresión, pero si es recomendable avisar a los grupos de personas con los que estuviste cerca, que tienes COVID, solo por prevención y precaución para los demás.
¡El COVID es sorpresivo!, debes saber que viene una etapa de aislamiento y de reposo, por lo tanto la sugerencia es avisar a tu equipo de trabajo que estarás pendiente pero no del todo.
Es fundamental en estas circunstancias delegar y para muchos viene la reflexión de si los subordinados tienen claro cuáles son sus procesos, procedimientos y políticas en cada área.
Esto generalmente produce un cierto grado de estrés por no poder tener el control.
Baja la productividad, no es que no quieras hacer tu trabajo en tu laptop, te gana el cansancio, los síntomas no te permiten trabajar y disminuye la energía de la creatividad.
Por otro lado es importante estar pendiente de la familia o de las personas que viven en tu casa; agrega preocupación y tiempo para cuidar de todos.
Sin embargo en otras personas, puede ser una oportunidad para replantearse metas y objetivos, en la medida de cada quien. En otros el trabajo fue su distractor para no pensar en la enfermedad.
Durante la etapa de aislamiento, la mayoría demuestra un alto grado de automotivación, mente positiva, visualizarse en recuperación, saber que cada día que pasa vas mejorando por mínimo y lenta que sea.
Para los creyentes la oración fue fundamental, así como para otros la meditación, mantras, etc.
Así que para todos, Señoras y Señores Empresarios nos queda claro que el COVID es sorpresivo, nos puede dar a cualquier persona. Y a los que ya les dio, también deben cuidarse.
A los que están enfermos les mando toda la energía del universo para su pronta recuperación.
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