Cotidianamente tengo la disciplina
de evaluar riesgos con los directivos de las diferentes áreas de la empresa.
Con cada jefe de área juego el
papel del abogado del diablo y les cuestiono continuamente: ¿Qué pasaría si...?
Para poder hacer este ejercicio,
tomamos en cuenta el análisis previo de los riesgos, las decisiones tomadas con
anterioridad y que acciones se han ejecutado para minimizar estos riesgos.
Todos los empresarios y/o
emprendedores tenemos dentro de nuestro ADN la necesidad de tomar riesgos, y es
esencial hacerlo ya que si no los tomas difícilmente sucederá algo interesante
en tu vida.
Siempre habrá riesgo, lo importante
es identificarlo y saber cuándo es un “riesgo calculado”, en este sentido es donde
debemos contar con elementos que nos permitan controlarlo con el objetivo de
minimizarlo.
Aprender = Riesgo
Dentro de las actividades de un
emprendedor está implícito el tomar riesgos como: invertir o no invertir, contratar
o no contratar. Si somos muy cautelosos ante estos factores puede que nos
estemos cerrando las puertas del éxito.
¿Has escuchado la frase: el que no
arriesga no gana? Tienes que perder dinero para ganar dinero, tiene que
invertir tiempo para aprender, tienes que hacer un equipo para crecer.
Analiza a una persona de éxito,
percibe dentro de su historia cuanto riesgo tomo en su carrera empresarial,
seguramente estas historias van ligadas a lecciones aprendidas después de
varios intentos.
“A veces hay que pagar el precio para aprender”
Piensa y analiza esta frase mi
querido Emprendedor:
“Al minimizar riesgos, incrementan las posibilidades del éxito.”
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