Generalmente, cuando inicias la empresa/negocio lo haces con empleados que ocupan más de un puesto, no están bien definidos sus objetivos, sus indicadores de desempeño y sus funciones, pero con el tiempo alguno de estos empleados se convierte en ayudantes, lo que se les encarga, se hacen cargo de acciones sin responsabilizarse, no atienden retos dinámicos y tienen la característica que le dedican mucho tiempo a su trabajo.
En una empresa en crecimiento, se requiere de mandos intermedios y el jefe o Director General va ascendiendo a estos empleados, quienes se ganaron su confianza por demostrar que dominan la operación del negocio.
Hasta aquí las cosas van bien; sin embargo, sucede que, si el jefe o Director General no tiene liderazgo desarrollado, sustituye su liderazgo por paternalismo.
El empleado se da cuenta de que su jefe no tiene carácter para ejercer poder de mando y toma ventaja y puede suceder que el jefe o Director General termine siendo el empleado de su negocio y lo peor, empleado de sus propios empleados.
Ante estas circunstancias el crecimiento se detiene, se pierde visión y también los alcances del negocio.
Esto lo puedes comprobar cuando algunos de estos empleados por cualquier motivo deja la empresa con un sueldo suponiendo de $30,000.00 mensuales y que en el mercado no le ofrecen ni $20,000.00 mensuales.
Sin duda, para evitar ir creciendo con este tipo de empleados, desde un inicio se deben enfocar en el alcance de los resultados de la empresa, entendiendo bien los procesos e incluso los de sus demás pares que se encuentran en otras áreas.
Así, reforzando tu liderazgo, vas pasando en pasar de tener empleados a colaboradores.
La diferencia entre empleados y colaboradores es la actitud.
¿Identificas en tu empresa quién es empleado y quién es colaborador?
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