Se
estima que más de un 80% de las empresas en el mundo son empresas familiares.
El
70% de los negocios familiares desaparecen después de la muerte del fundador.
Solo
entre 9% y 15% consiguen llegar a la 3ra. Generación.
Así está la situación en las
empresas familiares en la actualidad.
Estos negocios o empresas nacieron
por una idea hecha realidad por el fundador, empezando con escasos recursos y a
través del tiempo fueron creciendo con mucho esfuerzo.
Hoy llego la etapa en que el
fundador o fundadores tienen que ceder el paso a las siguientes generaciones.
Seguramente, el pensar en una
nueva generación que se haga cargo de la empresa, es porque se entiende que la
empresa perdure con el tiempo, que crezca y que retribuya el esfuerzo de los
fundadores con una pensión digna para el retiro de estos.
En este mismo sentido, los
fundadores o líderes actualmente tienen que ser “guardianes” en el proceso de
preparación de la entrada de la siguiente generación, y sobre todo anticipar a
lo que viene, tener esa visión de quien va a ser el sucesor del líder, del
director.
La
sucesión deberá tomar entre 5 y 7 años, tiempo suficiente para preparar,
capacitar, mostrar los procesos, paralelamente llevar un entrenamiento para
asegurar que el paso de la estafeta sea efectivo.
Y es en este punto donde
anticipadamente se deberá tomar la decisión si el sucesor sea un familiar o un
directivo no familiar.
Mi querido lector, en esta
colaboración no se tratara el punto en el cómo y porque decidir si un familiar
o un directivo será el sucesor de la empresa.
Lo
más común en México y países Latinoamericanos, lo más usual es que el
sucesor sea el hijo primogénito.
Lo más certero si es el caso, es ver
quien tiene el perfil de sucesor entre los hijos, y preguntar claramente si
quiere y puede.
Si son afirmativas ambas respuestas,
adelante, prepare la sucesión y que la empresa perdure en el tiempo!
Luis
Gerardo Inman Peraldi
18/11/2014
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