lunes, 27 de marzo de 2017

CONSEJERO: ¡LO QUEREMOS SIEMPRE ACTIVO!



Todos en un momento de nuestra vida hemos valorado recibir un consejo que nos ha servido para tomar decisiones importantes. Igualmente el darlo a quien te lo pide es muy gratificante. No podemos aconsejar en todos los ámbitos dado que un buen consejero, es quien brinda apoyo con sus  conocimientos en algún aspecto en el que tiene experiencia en particular.
El tema de esta colaboración está centrado desde el punto de vista de un consejero que brinda sus servicios en una institución, empresa u organismo.
En los tiempos actuales se requiere de un consejero que deje de ser una figura pasiva y que se convierta en una activa, que guíe y monitoree con responsabilidad. Este deberá de centrar sus consejos en recomendaciones y hacer propuestas que:
  • ·         Logren el objetivo propuesto
  • ·         Se realicen de manera concreta, alcanzable y viable, en tiempo y forma.
  • ·         Que estén de acuerdo con el código de ética de la empresa o institución en la que se labore.

En las empresas pequeñas y medianas se encuentra una resistencia considerable a formar un consejo por una multitud de razones independientes de cada situación. Señora y señor empresario, hay que tener la humildad suficiente para aceptar consejos de una persona externa a la empresa y, sobre todo, en las empresas familiares.
Es fácil decirlo, sin embargo para apoyar esta propuesta les quiero responder la pregunta que es probable que les surja en este momento. ¿Cuál es el valor fundamental de tener un consejo en tu empresa?

“Este les ayuda a perdurar en el tiempo, para no fracasar a los pocos años”

Culturalmente en México, solo el 1% de las empresas cuentan con un consejero independiente. Este, al ser externo al entorno, tiene como ventaja el poder apartarse de una manera efectiva, imparcial y libre de conflictos de interés y realizar un análisis más completo.  Y, sobre todo, tiene la visión externa de la empresa sin estar viciado con el entorno.

“Ellos si se pueden pararse enfrente del negocio y, desde ahí, tienen un punto de vista diferentes que el socio, dueño o director.”

Generalmente el dueño, socio o director de la empresa caemos en lo que es coloquialmente llamado “ceguera de taller.” Esta es la conducta que nos afecta y define a quienes estamos inmersos en la operación y no nos percatamos de las circunstancias o debilidades que, en otra situación serian obvias. Inclusive en muchas ocasiones tenemos la arrogancia de justificarlo y mencionar que esto hace parte del estilo del empresario en jefe.

Esto nos causa que nos perdamos de oportunidades valiosas de mejorar porque no aceptamos sugerencias de un externo o de un tercero.  Sin embargo me gustaría aclarar, mi querido lector, que esto no significa que el director o jefe tenga un mal enfoque o que se estén efectuando las cosas mal, simplemente que con el tiempo nos vamos acostumbrando a hacer las cosas de cierta manera segura según vamos caminando. En esta situación, el consejero externo tiene una mirada fresca y libre de vicios de la compañía que ayudará a detectar las áreas de oportunidad más efectivamente.


Señora y señor empresario, les recomiendo yo que no se quede usted en el intento, busque un Consejero Independiente que le pueda ayudar a identificar sus áreas de oportunidad y les permita avanzar y mejorar en sus actividades y procesos diarios.

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