martes, 21 de junio de 2011

EL VIRUS DE LA PRISA

Hemos vivido un proceso de aceleración en los últimos 100 años, solo basta preguntar a nuestros padres, abuelos, como era su vida cotidiana cuando eran jóvenes y si remonto más atrás, recordar esas platicas maravillosas con mi abuela Serafina que nación en 1884 y que a los 16 años estaba recibiendo el siglo XX y tantos inventos que fueron cambiando drásticamente su vida cotidiana.
Con su parsimonia y delicada voz me respondía como había asimilado cada uno de los aparatos, maquina o enseres domésticos que cada año producían sorpresas de lo maravilloso que les ayudaba en su vida.
Estas pláticas fueron en 1980 y de ese año a la fecha con la computadora y las comunicaciones empezaron una verdadera carrera de innovaciones tecnológicas que a veces lejos de causarnos sorpresas las vemos como algo novedoso y muchas veces sin sorprendernos. Con esta tendencia de innovaciones nos hemos vertido a la rapidez en las comunicaciones, información y todo queremos saber y hacerlo rápido.
Siempre buscamos hacer más cosas y caemos en la trampa de privilegiar la cantidad sobre la calidad.

Para el movimiento slow (lento), una tendencia mundial que propone una desaceleración de la vida, Carl Honore periodista Canadiense es el vocero de este movimiento que ha tomado diferentes ramas, como slow food y slow sex.
Su propuesta es “hacer las cosas en el tiempo justo”.
Hay que hacer rápido en gran parte del tiempo –dice- Es inevitable, la filosofía slow dice que hay que buscar el momento para pisar el freno. Y muchos salimos de la oficina y quedamos en “modo correcaminos”.

Somos unos adictos a la velocidad, siempre con la agenda apretada, dice Carl: Si me proponen algo y no tengo ganas, uso una palabra difícil y contracultural: “NO”.
Es un punto de partida para acortar la agenda, pero debemos tener el coraje y la valentía para priorizar.

Es cuestión de equilibrio.
Todo tiene un botoncito rojo de OFF y no lo usamos, estamos siempre enchufados.

Hay un libro emblemático: El elogio de la lentitud del propio Carl Honore.
A la par que investigaba el virus de la prisa y la filosofía slow en el mundo, indica no hacerlo todo, sino elegir lo que más convenga. Slow se basa en la idea del tiempo justo, cada uno tiene su propio reloj interior y hay que buscarlo.

“Tener una relación más sensata con la tecnología”. Uso aparatos en momentos oportunos.

Luis Gerardo Inman Peraldi
21/06/2011
http://www.opinarparaconstruir.blogspot.com

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