lunes, 31 de julio de 2023

¡Somos una generación de empresarios afortunada!

Los que nacimos antes de los 70’s crecimos sumamente exigentes con padres que venían de situaciones adversas; como la post guerra mundial y otros cambios generacionales de mucho esfuerzo.

Los de esta generación, crecimos y nos desarrollamos con disciplina; y gracias al esfuerzo de nuestros padres, nos alcanzó para poder estudiar la universidad.

Incluso una gran parte de esta generación apoyaba, trabajando para complementar los estudios universitarios.

Los papás se sentían orgullosos de nosotros y se veía normal que trabajáramos.

Afortunados, que la vida nos dio también para apoyar en la vejez de nuestros padres.

Hoy nos encontramos con nuestros hijos que empiezan de una plataforma más arriba, una plataforma de más libertad, incluso no interferimos en escoger la carrera universitaria para los hijos; nuestros hijos no tuvieron la necesidad de tomar transporte público entre otras bondades.

Es difícil que los hijos aprendan la valentía de los padres, sin duda es generacional.

Sin embargo, hoy no queremos que nuestros hijos pasen adversidades y les deseamos que inicien en un estilo de vida mejor que nosotros.

Acompañarlos, escucharlos, cuestionarlos, darles nuestro apoyo para que ellos tengan esa plataforma más arriba.

Queremos que ellos aprendan algo de un valor incalculable:

“Como hacer frente a situaciones críticas con verdadera confianza”

Sin duda hay una línea delgada entre que no les falte nada:

“¡Que no les falte! No quiero que sufran lo que yo sufrí”

Si tienes hijos dentro de la empresa familiar sin duda tienen que conocer la operación, esto no significa que empiecen desde abajo.

Por encima de la gerencia, gestión o dirección de la empresa, está el rol del dueño, su estrategia incondicional a la permanencia y éxito de la empresa.

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